La escasez de materias primas obliga a las marcas de pestañas a explorar fibras alternativas

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  • 2025-10-18 02:42:18

La escasez de materias primas obliga a las marcas de pestañas a explorar fibras alternativas

La industria de las pestañas postizas, piedra angular de los mercados mundiales de la belleza, se enfrenta a un desafío sin precedentes: la escasez de materias primas. Durante años, las marcas han dependido de un puñado de materiales básicos (principalmente fibras sintéticas como el tereftalato de polibutileno (PBT), opciones naturales como la seda y, ocasionalmente, cabello humano) para elaborar productos que equilibren durabilidad, flexibilidad y estética. Sin embargo, desde 2022, las interrupciones que abarcan las cadenas de suministro, las tensiones geopolíticas y el aumento de la demanda han restringido el acceso a estos productos básicos, lo que ha obligado a los fabricantes y marcas a girar hacia fibras alternativas. Este cambio, si bien nace de la necesidad, está remodelando las prioridades de sostenibilidad e innovación de productos en todo el sector.

Las raíces de la escasez

La crisis surge de una confluencia de factores. El PBT, el caballo de batalla de la producción de pestañas sintéticas debido a su resistencia al calor y su capacidad para mantener los rizos, ha visto aumentar sus precios un 35% desde 2021, según datos de la industria de la Asociación de Filamentos y Fibras Sintéticas. Este aumento está relacionado con la escasez de ácido tereftálico purificado (PTA), una materia prima clave para el PBT, impulsada por la reducción de la producción de las plantas químicas chinas en medio de restricciones energéticas. Mientras tanto, los materiales naturales como la seda, apreciados por su sensación de ligereza, enfrentan restricciones de suministro debido a las interrupciones relacionadas con el clima en los centros de sericultura (por ejemplo, los retrasos del monzón en la India en 2023) y la creciente demanda de la moda de lujo, desviando la seda de aplicaciones de belleza. Para agravar estos problemas, los repuntes de la belleza pospandemia (con un crecimiento mundial de las ventas de pestañas postizas del 18% en 2023, según Statista) han amplificado la competencia por recursos limitados.

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Las marcas recurren a soluciones no convencionales

Ante la escasez de oferta, las marcas de pestañas están experimentando con tres amplias categorías de fibras alternativas, cada una con ventajas y desventajas únicas:

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1. Fibras de base biológica

Las marcas centradas en la sostenibilidad están liderando la tendencia en este sentido, aprovechando materiales de origen vegetal como almidón de maíz, algas y celulosa. Por ejemplo, la marca estadounidense Lashify lanzó recientemente una línea "EcoLash" que utiliza ácido poliláctico (PLA), un polímero biodegradable elaborado a partir de almidón de maíz fermentado. Si bien el PLA reduce la huella de carbono en un 68 % en comparación con el PBT (según los estudios de LCA), tiene problemas con la retención de rizos: dura solo entre 5 y 7 usos, frente a los 10+ del PBT. De manera similar, la startup británica BloomLashes utiliza fibras a base de algas, que se biodegradan en 90 días pero requieren una fabricación especializada para evitar su fragilidad.

2. Materiales reciclados y reciclados

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El poliéster reciclado (rPET), obtenido de botellas de plástico, está ganando terreno por su atractivo circular. La colección “RecycleLash” de la marca coreana Dashing Diva, lanzada en 2024, utiliza rPET mezclado con pequeñas cantidades de PBT para imitar la elasticidad de este último. Los primeros comentarios de los clientes destacan una mayor suavidad, pero señalan inconsistencias en el grosor de la fibra. Mientras tanto, las marcas artesanales están reutilizando materiales reciclados, como los desechos de seda postindustriales (recuperados de fábricas textiles), aunque la escalabilidad sigue siendo un obstáculo.

3. Sintéticos diseñados

Para cerrar las brechas de desempeño, las empresas de ciencia de materiales están desarrollando productos sintéticos de próxima generación. “LashFlex” de BASF, un nailon 6,6 modificado, se presentó en 2023 con mayor flexibilidad y resistencia al calor, con el objetivo de reemplazar al PBT. Las pruebas realizadas por la marca Ardell, propiedad de L'Oréal, encontraron que LashFlex igualaba la retención de rizos del PBT, pero su producción costaba un 20% más. De manera similar, Toray Industries de Japón ha introducido "MicroCurve", una fibra de poliéster ultrafina que reduce la irritación, dirigida a consumidores con piel sensible.

Desafíos en el horizonte

Si bien la innovación se acelera, las alternativas enfrentan obstáculos. El costo sigue siendo una barrera principal: las fibras de origen biológico y de ingeniería pueden aumentar los costos de producción entre un 15% y un 40%, lo que obliga a las marcas a absorber márgenes o traspasar los aumentos a los consumidores. Las compensaciones por el rendimiento, como una menor durabilidad o una calidad inconsistente, también corren el riesgo de alejar a los clientes leales y acostumbrados al PBT o la seda. Además, acecha la incertidumbre regulatoria: el próximo Reglamento sobre cosméticos de la UE (CE 1223/2009) puede imponer estándares de biodegradabilidad más estrictos, lo que podría eliminar por completo los productos sintéticos no compostables para 2027.

El camino hacia adelante

La crisis de escasez está catalizando un ajuste de cuentas más amplio: la industria de las pestañas, centrada durante mucho tiempo en la estética, ahora está dando prioridad a la resiliencia y la sostenibilidad de la cadena de suministro. Las marcas están invirtiendo en abastecimiento dual (por ejemplo, asociarse con proveedores de materiales asiáticos y europeos) y en integración vertical (adquiriendo instalaciones de producción de fibra) para reducir la dependencia. Al mismo tiempo, la educación del consumidor es fundamental: encuestas de Mintel

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